domingo, 5 de mayo de 2013

LA ABMIRACIÓN. Dialoguito cítrico.


Abmiración.


Aristóteles: La naturaleza aborrece al vacío. Horror vacui everywhere.

Pascal:¿Y lo aborrece más en París que en Chamonix?
      
Aristóteles: Cuando el artista del hambre fue despojado de su jaula y cambiado por una pantera en el cuento Un artista del Hambre (Ein Hungerkünstler) de Franz Kafka, “incluso para la sensibilidad más embotada fue un alivio ver a aquella fiera revolcarse y dar vueltas en una jaula tanto tiempo vacía.”

Pascal: Esa admiración por “aquel cuerpo noble provisto de todo lo necesario hasta casi reventar” está inscrita en un tiempo preciso; es pasajera pues antes admiraban el vacío del estómago del artista del hambre. Es pura moda; y el artista le tiene horror a la indigestión.

Aristóteles: Sienten igual horror por la libertad de la pantera, tanto que la tienen que contener en una jaula.

Pascal: Eso prueba que su admiración tiene que hacerse de lejos. Debería llamarse abmiración*.

Aristóteles: Hay que sacar las cosas de su contexto para poder abmirarlas.

Pascal: No, creo que tienen miedo del otro. Por eso sienten que tienen que contener esa realidad extraña en un espacio controlable. Y muchos no van al museo…no más de cuarenta días seguidos.



* El prefijo ab- sugiere separación, ausencia; como en la palabra absence (ausencia en francés). Por el contrario el prefijo ad- sugiere aproximación, presencia.


    
    

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