lunes, 14 de octubre de 2013

Sobre el autismo


Sobre el autismo
Retardado
En estos días he empezado a reflexionar sobre el autismo. No pienso en el autismo como la enfermedad. No me interesa curar a esos niños con dieta severa y vegetarianismo (como he oído que le pasa a madres que hablan con los ángeles). Tampoco volvería a coger ese libro que me obligaron a leer en el colegio que se llama el incidente del perro a media noche.  Pienso en el autismo en varios otros niveles. Le digo autista a un novio cuando quiere o jugar en un iphone, o en un ipad y ver cómo personas corren detrás de un balón. Tal vez el fútbol sea otra forma de autismo. Tal vez verlo es peor.

Autismo en automatismo
 Insultar ha hecho que emplee mucho la palabra autista  y he empezado a pensar en ella. Hace poco escribí un comentario así: “a(u/r)tistas)”. Seguramente es obvia la comparación pero: empecé a estudiar arte porque me sentía como una autista leyendo la misma frase de un texto que no entendía. La única forma que encontré para que algún ejercicio académico me fluyera fue caer en el otro autismo que es el de no pensar mientras se dibuja o se pinta. Después de hacerlo un rato me pasa que no le tengo tanto problema a las cosas. Admirable para mí se ha vuelto algo como copiar, copiar y copiar. Y ya. Mi madre tenía una editorial que se llamaba Bartleby, como el escribiente que solo copiaba. Bartleby era autista.

 El Restrepo
La semana pasada fui a la primera parte de Ejercicios espirituales de José Alejandro Restrepo. Es una obra que está concursando para ganar el premio Luis Caballero.  Restrepo divide las diferentes partes de su obra en “semanas” y las proyecta /actúa efectivamente en diferentes semanas. La segunda  me pareció pésima y la primera lo mejor. Las dos tenían algo de autismo, solo que el nombre que le puso a eso fue “espiritual”. La segunda tenía de autista gente que se reía sola, cantaba sola o se desvestía sin el deseo previo de la audiencia.  Mi conclusión: los ególatras también son autistas. La primera semana tenía de autista: celulares que nunca se contestaban, un policía, el señor que camina la cuerda floja por mucha distancia  mientras le habla a Jesús y un suicida. Mi conclusión: un amigo de la Javeriana me dijo que los jesuitas eran lo peor porque convirtieron a un compañero suyo y yo le dije que qué lindo.